Es impresionante y para mi muy agradable la sensación que sientes al salir al balcón de un lujoso hotel del Yucatán y encontrarte a este gigantesco saurio mirandote como si nada.
Andabas dos pasos y otra igual o más grande tomando el sol en medio del pasillo de los jardines sin inmutarse a tu paso.
Una delicia de experiencia nada fácil de olvidar.