Obras como ésta escasean y són de alta dificultad, tanto en cuanto al realismo, al tamaño, como a lo intrincado del detalle.
En estas obras confluye el buen hacer del escultor y de los talleres de fundición que deberían también figurar en letras mayúsculas en la identificación de toda escultura.
Esperemos que no se pierda este tipo de arte y que el vandalismo callejero no acabe con él.